miércoles, agosto 04, 2004

Artefacto Siete/ "Llevalo que, no te lleve"

El Traje.



Todas la culturas tienen su vestimenta de gala. En la uniformada cultura occidental éste es el traje, o sus varios derivados (Frack, Esmóquin, etc). De alguna manera se ha introducido la idea de que ésta vestimenta por si sola da elegancia y estatus a quien la porta. Sin embargo a diario podemos ver por la calle a muchos hombres que lo portan con incomodidad visible, incluso el traje parece escurrírseles. Las más arraigadas concepciones de nuestras sociedades se están flexibilizando para dar cabida a una elegancia "cool", que permite los suéteres y pantalones de mezclilla como prendas "elegantes", siempre y cuando sean de diseñador.

Desde el principio de la historia de los trajes, se ha dado el fenómeno de la reproducción de modelos más baratos del mismo, para las clases más pobres. Ejemplo de ello son los trajes que se venden en Milano, en comparación con los de Aldo Conti, y estos en comparación con los de Scappino. Desde entonces, también el traje ha camuflajeado intenciones y noblezas, confiriendo con esa engañosa naturaleza de "comprobante de estatus" corrección de intenciones a quien no las tiene. Fruto de esta dinámica es el término "Delincuente de cuello blanco", que nació gracias a los banqueros y ejecutivos que portando impecables trajes a la medida desfalcan hasta al más pobre, para mantener sus horondos guardaropas.

Pero hay quien lo puede portar con las intenciones contrarias: las de dar un golpe desde adentro. Las de llevar el traje como camuflaje de una bomba metafísica a las conciencias dormidas. Como Lula da Silva, o como Caetano Veloso con su elegancia de traje tan proletaria y digna. Nunca hay que olvidar los matices.

Islas.

El traje según el protocolo.

El estilo como arte marcial.