El Traje.
Desde el principio de la historia de los trajes, se ha dado el fenómeno de la reproducción de modelos más baratos del mismo, para las clases más pobres. Ejemplo de ello son los trajes que se venden en Milano, en comparación con los de Aldo Conti, y estos en comparación con los de Scappino. Desde entonces, también el traje ha camuflajeado intenciones y noblezas, confiriendo con esa engañosa naturaleza de "comprobante de estatus" corrección de intenciones a quien no las tiene. Fruto de esta dinámica es el término "Delincuente de cuello blanco", que nació gracias a los banqueros y ejecutivos que portando impecables trajes a la medida desfalcan hasta al más pobre, para mantener sus horondos guardaropas. Pero hay quien lo puede portar con las intenciones contrarias: las de dar un golpe desde adentro. Las de llevar el traje como camuflaje de una bomba metafísica a las conciencias dormidas. Como Lula da Silva, o como Caetano Veloso con su elegancia de traje tan proletaria y digna. Nunca hay que olvidar los matices. Islas. |
miércoles, agosto 04, 2004
Artefacto Siete/ "Llevalo que, no te lleve"
Suscribirse a:
Entradas (Atom)